«Blue Valentine» o De la lucha contra el estigma del machirulo que igual te trae flores que un guantazo

Por CarrieCandice
(Cinefagia de Sociedades)

Sin duda, lo más interesante de Blue Valentine (2010) y sobre la que ésta se nutre es el personaje masculino interpretado por Ryan Gosling, Dean.

Viendo la oferta de cartelera habitual, es difícil encontrar películas que retraten de forma fiel una ruptura sentimental pero incluso dentro de este “tipo”, este largometraje es único y exclusivo pues está enteramente construido sobre el debate “¿qué es un hombre?” o “¿qué es ser un hombre?” y su impacto en las relaciones sentimentales.

La conclusión implícita que sujeta la película es el rechazo de las nuevas masculinidades (incluso por parte de las propias mujeres -aunque aquí habría un enorme debate acerca de por qué-), aún viviendo en el año 2013.

Fotograma de la película Blue Valentine

Fotograma de la película Blue Valentine

Este debate va mostrándose progresivamente en el film hasta llegar al momento cumbre en la escena que transcurre en el puesto de trabajo de ella:

A) Al principio nos lo muestran tímidamente cuando el chico comenta a un compañero de trabajo que cree que los hombres hoy en día son más románticos que las mujeres (de esto hablaremos posteriormente como un enorme error por parte de las nuevas
masculinidades).

B) Después con el hecho de que la mujer parece que se alegre de haberse encontrado al machirulo neandertal chulo de playa de su exnovio en el supermercado.

C) Posteriormente, cuando están en el hotel y, finalmente -tras la insistencia de él- empiezan a mantener relaciones sexuales, éstas se vuelven un tanto violentas y él decide no continuar porque siente que la está forzando e incluso llega a decirle “¿quieres que te pegue? porque no lo voy a hacer”.

D) Por fin, es el propio protagonista quien grita explícitamente en la oficina de ella: “¿que sea un hombre? ¿Puedes quitarte de una vez ese pensamiento de la cabeza? ¿QUÉ ES SER UN HOMBRE? ¿Un hombre es romperlo todo? Vale, me comportaré como un hombre” (y empieza a tirar todas las cosas de la estantería al suelo).

E) En los últimos minutos de la película, cuando ella le dice que se ha terminado la relación, que no puede más, llega una de las escenas más acongojantes del largometraje: él le dice que cambiará. En el pensamiento de cualquiera que esté viendo la película se dibuja un enorme interrogante, ¿cambiar?, ¿cambiar el qué?, pero esa es la realidad: el hombre que representa las nuevas masculinidades siente rechazo y suplica que no se rompa la relación porque él hará todo lo posible por cambiar.

Este debate que va tomando carácter explícito en cuanto avanza la película, siempre va cogido de la mano con el hecho de mostrar continuamente la contraposición entre hombre machirulo (el típico) versus nuevo hombre que no encaja con el rol habitual (nuevas masculinidades). Ejemplos de ello son los siguientes hechos:

• Cuando el exnovio machirulo folla cogiéndola de espaldas -con todas las connotaciones que ello pretende evocar- y se corre dentro sin remordimientos, mientras que el personaje de Ryan Gosling lo primero que hace es practicarle sexo oral a la protagonista, Cindy, hasta que ella llega al orgasmo.

• Cuando el exnovio machirulo insulta a la protagonista, mientras que Dean hace todo lo contrario.

• Cuando el exnovio machirulo le pega una paliza a Dean, y el personaje de Ryan Gosling ni tan siquiera se intenta defender ni mucho menos en ningún momento se plantea vengarse.

• Y etc.

En definitiva: MACHIRULO VS. NUEVAS MASCULINIDADES

Por ello, tampoco es baladí incluir escenas en las que ella le achaca a él que no tenga más aspiraciones en esta vida que ser pintor. Ya se sabe que de costumbre los hombres muestran su valía aspirando tener más poder, “yendo a por todas”. El valorar la vida familiar o una vida “simple”, disfrutándola tranquilamente, suele ir más ligado a ellas que a ellos (tradicionalmente). Esta conversación está muy bien planificada para con las nuevas masculinidades.

Por ello, y teniendo en cuenta todos los elementos comentamos, la película es excelente en cuanto al debate que plantea.

Ryan Gosling como Dean

Ryan Gosling como Dean

Sin embargo, hay cosas que chirrían.

En primer lugar, el construir una nueva masculinidad como contradicción al rol habitual de machirulo es caer en la trampa de jugar con las mismas cartas que quienes construyen normalmente roles masculinos evitando darles rasgos femeninos. Lo verdaderamente interesante sería eliminar de cuajo “esas reglas de juego” y otorgar a los personajes los rasgos que queramos sin catalogarlos de femeninos o masculinos. Lamentablemente el único personaje que conozco que haya
sido creado así es Butch (Bruce Willis) en Pulp Fiction (1994). Aún así, para llegar a ese punto, primero hay que normalizar que personajes masculinos aglutinen todos los rasgos femeninos que puedan haber, por lo que es fantástico que la película termine construyendo este personaje tal y como lo hace (Pixar también se mueve por el mismo campo). Por ello, salvamos este hecho.

Sin embargo, hay uno que sí condenamos: estamos hablando del romanticismo. El personaje de Gosling, quien, por cierto, está acostumbrado a interpretar nuevas masculinidades por ejemplo enEl diario de Noa (2004) o, incluso, en Lars y una chica de verdad (2007), se empeña, una y otra vez y desde el minuto 0 en mostrarse como un hombre romántico. Bien, el romanticismo es un capítulo a parte al cual deberíamos (y lo haremos) dedicarle horas y horas, pero está claro que no ha traído nada bueno a las mujeres. Bajo ideas como “la media naranja” se desarrolla en el ideario de las personas, más concretamente en el de las mujeres dado que son su target y punto de diana, el no desarrollarse enteramente como personas sino a través de la búsqueda de un otro ser, de un hombre. Así pues, es lógico que si ha contribuido a un mal devenir del género y sexo femenino, tampoco las nuevas masculinidades deberían construirse tomándolo como base o pilar. Las nuevas masculinidades deberían construirse sobre el concepto del amor pero no sobre el concepto del romanticismo. Las nuevas masculinidades caen, nuevamente, en el error de confundir amor con romanticismo. Referencias al “amor a primera vista” y a otras invenciones del romanticismo sería mucho mejor prescindir de relacionarlas tanto a mujeres como a hombres.En tercer lugar, otro aspecto que chirría es el personaje de ella. De Cindy, interpretada por Michelle Williams.

Es de agradecer que no se indague en las razones por las que ella ha dejado de querer a su marido porque el amor tal y como viene se puede ir. Sin más. No está bien culpabilizar a nadie por el hecho de dejar de amar. De hecho, la película se interesa por desmentir ciertas especulaciones que nos pueden venir a la mente cuando estemos pensando aquello de “¿por qué habrá dejado de querer a un hombre tan maravilloso?”. Estamos hablando de cuando se indica que ella nunca le ha sido infiel a su marido durante la conversación con su exnovio machirulo en el supermercado; esa conversación está claramente muy bien planificada para descartar esa opción como posible causa de ruptura. Pero, aún tomándose la licencia de no cuestionar por qué ella deja de amar, lo cierto es que el personaje de Cindy deja una tremenda indiferencia a quienes están disfrutando de la película. Incluso a veces desquicia o molesta. Se abusa demasiado de querer darle todo el peso del dolor a él. Parece como si el personaje de ella estuviese poco explotado adrede, con el objetivo de asegurarse que el/la espectador/a se compadezca -solamente- de él. Con ello, aunque directamente no se esté cuestionando por qué ella ya no le ama, en realidad el/la espectador/a lo termina haciendo; la trama lo consigue, de forma indirecta, pero lo consigue.

En resumen, la película no atrapa como otras que hablan de rupturas parecidas con naturalidad y sinceridad (por ejemplo, Revolutionary Road (2008)) y el personaje de ella no convence dado que se abstienen de explotarlo mejor para que el/la espectador/a se decante por el dolor del hombre: el hombre encanta y, justamente por ello, no tendrían que haber tenido miedo de mostrar más de ella pues ello no le hubiese restado “encanto” a él. De esta forma lo único que consiguen es dejar cierto sentimiento de manipulación para que nos inclinemos más por uno que por la otra¹. Pero, el hecho de mostrar qué ocurre hoy en día con las nuevas masculinidades y lo poco aceptadas que en realidad están, por muy siglo XXI que estemos, es digno de admirar, tener en cuenta y valorar. Nos guste o no, aún estando en una época tan avanzada, tan maravillosa y tan moderna, las mujeres continúan acarreando con el estigma del ideal de macho fornido que lo mismo trae flores que un guantazo.

 

¹ Una de las críticas que justamente destacada Filmaffinity de Blue Valentine, coincide plenamente con nuestro punto de vista: “Tal y como está contada, los motivos del visceral rechazo que Cindy siente por su marido se convierten en el secreto mejor guardado de la película, y ahí radica su principal defecto: mientras que el personaje masculino está descrito desde la empatía, el femenino es un agujero negro, una máscara irracional.” (La Razón, 2013)

Una respuesta a “«Blue Valentine» o De la lucha contra el estigma del machirulo que igual te trae flores que un guantazo

  1. woow! A mi me pareció una película muy muy honesta, y para mi fueron claros los motivos de cyndi, y es que, si bien muestran una masculinidad diferente, la dinámica de la relación sigue siendo, digamos, «tradicional»: cyndi queda embarazada y corre a los brazos de un hombre para poder «salir adelante» (incluso con duda de paternidad), el hombre se hace responsable, después vemos el romanticismo que sí concuerda porque el «hombre nuevo», ni es tan nuevo y por eso es el sufrido… «esque el hace todo por ella, para que el matrimonio perdure, es ROMANTICO»… la asfixia!!! EN FIN!! para mi fue una pelicula que muestra si, nuevas masculinidades y feminidades pero con un largo camino por delante, es como un «perate con tu romanticismo porque puede terminar así»!

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